31 mayo 2012

El Príncipe Pirata - Saga Príncipes del Mar 1 - Gaelen Foley

Una noche de luna, el príncipe Lazar di Fiori regresa a la isla de Ascensión para vengar la muerte de su familia y la usurpación de su reino. Allegra Monteverdi, la hija de su acérrimo enemigo, demuestra ser una valiente adversaria y le implora para que no mate a su familia. Su belleza y valor impresionan a Lazar y calan en su frío corazón, por lo que accede a perdonarles la vida a condición de que se convierta en su prisionera. Sola en el mar, confundida entre el miedo y la seducción, Allegra descubre que el misterioso y vengativo hombre es el príncipe Lazar, aquél con el que soñaba cuando era niña. Pero hará falta mucho más que su creciente amor para conseguir que el príncipe pirata se enfrente a los fantasmas del pasado y consiga apaciguar su atormenta­do corazón.

Esta historia me gustó mucho.

¡¡Espero que os guste!!

Venganza y Deseo - Samantha James


UNA VENGANZA ES CONCRETADA EN UN SECUESTRO...

Poco antes de tomar sus votos como monja, Meredith Munro es secuestrada del convento de Connyridge por un hombre que parece odiarla. Cameron MacKay, el último de lo que alguna vez fue un poderoso clan, arde de necesidad de concretar una venganza contra el clan Munro, a quienes culpa por el asesinato de su padre y de sus seis hermanos.

Como hija única y heredera del pelirrojo Angus Munro, Meredith es la herramienta perfecta para ejecutar la venganza.

“DAME UN HIJO Y TE LIBERARÉ”

Los MacKays necesitan un heredero para que el clan sobreviva... Y qué mejor que el niño sea procreado por un MacKay y la hija de su enemigo peor? Cameron desea que Meredith le devuelva algo de lo mucho que lo Munro le sacaron.

Pero Cameron se ve sorprendido por la resistencia que encuentra en esta mujer menuda, y reticentemente queda deslumbrado por su belleza y su valentía. El captor pronto queda cautivado por su cautiva. Y juntos, Cameron y Meredith deberán curar las heridas de dos clanes envueltos en una pelea sangrienta por siglos.

UN PACTO QUE PUEDE CAMBIAR LA VIDA DE TODOS...

Meredith y Cameron se atraen y se repelen continuamente. Cameron le propondrá un pacto: si Meredith le da un hijo, él no tomará venganza contra el padre de Meredith y ella obtendrá su libertad después de dar a luz. Un pacto tentador, que prevendría mas derramamiento de sangre entre los dos clanes, pero podrá Meredith cumplir un pacto en el lugar que mas teme en el mundo... la cama de un hombre...

Ambos protagonistas son complejos y guardan secretos que se van revelando a lo largo de un argumento super entretenido y sensual.

¡¡Espero que os guste!!


30 mayo 2012

Impostora - Mary Wine

Para asegurarse el futuro de su clan, Brodick McJames, un duro y poderoso guerrero escocés, necesita una esposa inglesa. Mary Stanford, la hija del conde de Warwickshire, es perfecta para sus planes. Ni siquiera la conoce, aunque, ¿qué importa? Sólo se trata de un matrimonio de conveniencia.
Anne Copper tiene una gran semejanza física con su hermanastra Mary, pero es ilegítima, y ese hecho la ha marcado desde su nacimiento. Lo máximo a lo que puede aspirar es a quedar siempre en un segundo plano en casa de su propio padre. Sin embargo, cuando lady Mary se ve comprometida con un escocés en contra de sus deseos, Anne será obligada a tomar su lugar cambiando así radicalmente su vida.
La dulce e inocente inglesa que llega a Escocia no es lo que Brodick esperaba, y la profunda y salvaje pasión que surge entre ellos los sorprenderá a ambos por su intensidad. Puede que sea necesario mucho más que una oscura y peligrosa conspiración para separar lo que le destino a unido....

Este libro me encanta y lo he leído varias veces.

¡¡Espero que os guste!!

Enséñame - Celia May Hart

La biblioteca de los Barrington es única… Y la señorita Portia Carew sólo curioseaba una historia tentadora de deseo, un deseo prohibido, lleno de lujuria y desesperadamente erótico. Pero ella quiere más. Mucho más. Es una suerte que esté sola y escondida…Bueno, casi escondida; ese atractivo canalla de Mark Knightson ha presenciado la sesión de su placer secreto y sabe que ella está preparada para experimentar lo que solamente él puede darle. Un placer delicioso, tabú, carnal…

Una historia subidita de tono pero muy romántica.

¡¡Espero que os guste!!

29 mayo 2012

"Juego de Tronos" 2ª Temporada Cáp. 6

¡¡Hola a todos y todas!!

Aquí os dejo un nuevo capítulo de la serie "Juego de Tronos".

Cada vez esta más emocionante.

Cada vez tengo más claro de que "Se acerca el invierno."

¡¡Espero que os guste!!






Gracias a sudokun en PDD

28 mayo 2012

Where I Belong - Gwendolyn Heasley

La lujosa vida en Manhattan de Corrinne Corcoran está perfectamente en el buen camino, hasta que su padre anuncia que ha sido despedido y que la enviará a Broken Spoke,Texas, a vivir con sus abuelos. Absolutamente sola en una escuela pública grande y obligada a tomar el trabajo de recoger con una pala el estiércol, Corrinne está decidida a volver a la vida glamourosa en la que se supone debería estar. Pero a medida quese ajusta a regañadientes, haciendo nuevos amigos y encontrando el romance en el camino esta chica de ciudad empieza a darse cuenta de que la vida sin tarjetas de crédito y salidas de compras puede no ser tan mala como parece....

Una historia que demuestra que puedes encontrar la felicidad en cualquier parte.

¡¡Espero que os guste!!


Gracias a Purple Rose

Capítulo Nueve de "Amante Renacido" (Lover Reborn) - J. R. Ward

¡¡Hola chicos y chicas!!

Aquí esta el tan esperado nuevo capítulo de "Amante Renacido".

Esta vez he tenido menos tiempo para corregirlo, por lo que pido mil disculpas si hay algún fallo en la traducción.

De todas formas.

¡¡Espero que os guste!!








NUEVE


La noche siguiente. Qhuinn se encontraba en la esquina más alejada del estudio de Wrath, metido en la unión de dos paredes azul pálido. La habitación era enorme, unos doce metros de largo por doce de ancho, y tenía un techo lo suficientemente elevado para darte una hemorragia nasal. Pero el espacio llegaba a ser asfixiante.

Otra vez, había una docena de personas enormes embutidas en todo el remilgado mobiliario Francés.

Qhuinn sabía de la mierda Francesa. A su madre muerta y enterrada le había gustado el estilo, y antes de que fuera repudiado por su familia, le había dado la murga hasta la saciedad sobre que no debía sentarse en su Louis-el-mierda-algo.

Al menos esa era un área donde no le habían discriminado en su propia casa – sólo quería que ella y su hermana se sentaran en esos delicados asientos. Él y sus hermanos no lo tenían permitido. Nunca. Y su padre era tolerado con mala cara, probablemente sólo porque él era el que había pagado por las cosas un par de cientos de años antes.

Lo que sea.

Por lo menos en el centro de mando de Warth tenía sentido. La silla del rey era tan grande como un coche y probablemente pesaba tanto como uno, sus resistentes y todavía elegantes tallas lo marcaban como el trono de la raza. Y el enorme escritorio delante de él no era exactamente apropiado para una chica, ninguno lo eran.

Esta noche, y como de costumbre, Wrath parecía el asesino que era: silencioso, serio y mortal. Su esencial dama anti-Avon. Junto a él, su reina y shellan, estaba tranquila y seria. A su otro lado estaba, George, su perro Lazarillo, se parecía… bueno, un poco a una postal. Pero es que los golden retiever era así: pintorescos, bonitos y acariciables.

Más Donny Osmond que señor de la oscuridad.

Por otra parte, Wrath más que compensaba por eso.

De repente, Qhuinn bajó sus ojos desiguales hacia la alfombra Aubusson. No necesitaba mirar a quién estaba de pie en el lado más lejano a la reina.

¡Ah, infiernos!

Su visión periférica funcionaba demasiado bien esta noche.

Su puto primo, su chupapollas, vistiendo un traje Montblanc-levanta-el-culo, primo Saxton el Magnífico, estaba de pie junto a la reina, parecía una combinación entre Cary Grant y algún modelo de un maldito anuncio de colonia.

 No es que Qhuinn estuviera amargado.

Porque el tío estuviera compartiendo la cama de Blay.

Nah.

Nope. No, en absoluto.

El chupapollas…

Con una mueca de dolor, pensó que tal vez debería cambiar ese insulto a algo que tuviera un poco menos que ver con lo que ambos…

Dios, ni siquiera podía ir por ahí. No si quería seguir respirando.

Blay también estaba en la habitación, pero el tío permanecía lejos de su amante. Él siempre lo hacía. Ya fuera en estas reuniones, o fuera de ellas, nunca se mantenían a menos de un metro de distancia.

Lo cual era lo único que lo salvaba por tener que vivir en la misma casa que la parejita. Nadie los veía besándose o incluso cogidos de la mano.

Aunque… no era como si Qhuinn no se mantuviera despierto durante el día de todas formas, torturándose con todo tipo de mierdas del Kama Sutra…

La puerta del estudio se abrió y Tohrment entró arrastrándose. Tío, parecía como si le hubieran lanzado de un coche en marcha en la carretera, sus ojos eran como dos agujeros de meadas en la nieve, su cuerpo se movía con rigidez cuando se acercó para colocarse al lado de John y Xhex.

Tras su entrada, la voz de Wrath se impuso a las de los convocados, silenciándolos. – Ahora que estamos todos, voy a dejar las gilipolleces y vamos a darle vueltas al asunto que nos trae Rehvenge. No tengo ninguna noticia al respecto, así que será más eficaz que nos informes tú.

Cuando los Hermanos empezaron a murmurar, el enorme hijo de puta, Mohawked, puso su bastón en el suelo y se levantó. Como de costumbre, el mestizo iba vestido con un traje negro a rayas – Dios, Qhuinn estaba empezando a aborrecer todo aquello que llevara solapas – y un abrigo de piel para mantenerse caliente. Con sus tendencias symphath bajo control, gracias a las inyecciones regulares de dopamina, sus ojos eran violetas, y normalmente malvados.

Normalmente. En realidad no era alguien a quien quisieras tener de enemigo, y no sólo porque, como Wrath, era el líder de su pueblo: Por el día trabajaba siendo el rey de la colonia symphath en el norte. Las noches las pasaba aquí con su shellan, Ehlena, viviendo la vida vampira. Y nunca mezclaba las dos facetas de su vida.

No hacía falta decir que era un activo de gran valor para la Hermandad.

– Hace varios días, una carta fue enviada a todos los cabezas de los linajes que quedan. -  Introdujo la mano en el abrigo de piel y sacó una hoja doblada de lo que parecía ser un antiguo pergamino. – Correo ordinario. Manuscrita. En la Antigua Lengua. La mía tardé un tiempo en recibirla porque me la enviaron primero al Gran Campamento del norte. No, no tengo ni idea de cómo llegaron a conseguir la dirección, y sí, me han confirmado que todo el mundo ha recibido una.

Apoyando su bastón contra el delicado sofá en el que había estado sentado, abrió el pergamino con las puntas de sus dedos, como si no le gustara la sensación que le transmitía la cosa. Luego, con una voz suave y profunda, leyó cada frase en el idioma antiguo en el que había sido escrita.

                Mi viejo y querido amigo,

                Le escribo para informarle de mi llegada a la ciudad de Caldwell con mis soldados. A pesar de que hace ya mucho tiempo desde que coincidimos en el Viejo Continente, los terribles acontecimientos que han ocurrido en los últimos años con el actual gobierno nos han hecho imposible el permanecer, sin cargos de conciencia, donde ya teníamos establecido nuestro hogar.

                Como quizás ya habrán oído por parte de sus parientes extranjeros, nuestros grandes esfuerzos han erradicado la Sociedad Restrictiva en nuestra tierra patria, lo que hace seguro para nuestra noble raza prosperar en paz y seguridad allí. Por ello, es el momento de traer este fuerte brazo de protección hasta este lado del océano – ya que la raza de este lado ha sufrido pérdidas insostenibles, las cuales quién sabe si podrían haberse evitado si hubiéramos llegado antes.

                No pido nada a cambio de nuestro servicio a la raza, aunque me gustaría tener la oportunidad de reunirme con vos y el Consejo – aunque sólo sea para expresar mis más sinceras condolencias a todos los que han sufrido alguna pérdida desde los ataques. Es una lástima que las cosas hayan llegado a esto – las noticias sobre ciertos sectores de nuestra sociedad son realmente tristes.

Con el más amable respeto,

Xcor.

Cuando Rehv acabó de leer, dobló el papel y lo guardó. Nadie dijo nada.

– Esa fue también mi reacción, - murmuró con sequedad.

Eso abrió las puertas, todo el mundo comenzó a hablar a la vez, las maldiciones fluían variadas y en abundancia.
Wrath pegó un fuerte golpe con el puño sobre el escritorio que hizo que la lámpara saltara, y George se escondió debajo del trono de su amo. Cuando finalmente se restableció el orden, era parecido a un semental manteniendo un leve control; una frágil tregua, más como una pausa en el corcoveo y el encabritamiento que una verdadera calma.

– Por vuestra reacción, entiendo que el bastardo estuvo anoche por ahí, - dijo Wrath.

Tohrment habló. – Nos encontramos con Xcor, sí.

– Así que esto no es una broma.

– No, pero fue escrita por otra persona. Él es analfabeto…

– Yo le enseñaré a leer al cabrón, - murmuró V. – Empezaré por meterle la Biblioteca del Congreso por el culo.

Cuando los gruñidos de aprobación amenazaron con convertirse en otro tipo de estallidos más elocuentes, Warth volvió a golpear su escritorio. – ¿Qué sabemos sobre su banda?

Tohr se encogió de hombros. – Suponiendo que continúen siendo los mismos, son un total de cinco. Tres primos. Esa estrella porno Zypher…

Rhage carraspeó ante eso. Era evidente que, aunque ahora estaba muy felizmente apareado, sentía que en la raza había una, y sólo una, leyenda del sexo – y ese era él.

– Y Throe estaba con él en el callejón, - dijo Tohr como de pasada. – Mira, no voy a mentir… está claro que Xcor está actuando en contra…

Cuando no terminó la declaración, Wrath asintió. – Mí.

– Lo que significa que nosotros…

– Nosotros…

– Nosotros…

Más voces de las que se podían contar pronunciaron la palabra, una sola palabra que provenía de todos los rincones de la sala, desde cada cojín, desde cada plano de la pared contra el que alguno estaba apoyado. Y ese era el asunto. A diferencia del padre de Wrath, este rey había sido primero luchador y Hermano – por lo que los lazos que se habían formado no eran a causa de algún artefacto prescrito por el deber, sino por el hecho de que Wrath había luchado junto a todos ellos en el campo de batalla y les había salvando el culo personalmente en un momento u otro.

El rey sonrió un poco. – Agradezco el apoyo.

– Tiene que morir. – Cuando todo el mundo miró a Rehvenge, el tío se encogió de hombros. – Simple y llanamente. No vamos a enrollarnos con gilipolleces sobre reuniones y protocolo. Simplemente vamos a eliminarlo.

– ¿No crees que eso es un poco sanguinario, comedor de pecados? – Dijo Wrath arrastrando las palabras.

 – De un rey a otro, sé que te estoy dando el dedo del medio en estos momentos. – Y siguió, con una sonrisa. – Los symphaths somos conocidos por muestra eficacia.

– Sí, y puedo sentir donde quieres ir a parar. Desafortunadamente, la ley establece que tiene que atentar contra mi vida antes de que pueda enterrarle.

– Hacía ahí es donde va esto.

– De acuerdo, pero nuestras manos están atadas. Mi orden de asesinato hacia lo que, a todas luces, es un hombre inocente no iba a ayudarnos ante los ojos de la glymera.

– ¿Por qué tendrías que estar asociado con la muerte?

– Y si ese bastardo es inocente, – soltó Rhage, – Yo soy el puto conejo de Pascua.

– Oh, dios, - bromeó alguien. – Te voy a llamar Hop en vez de Hollywood a partir de ahora.

– La Bestia Bo Peep, - dejó caer otro.

– Podríamos ponerte en un anuncio de Cadbury y por fin sacar algo de dinero…  

– Tíos, – ladró Rhage, – el punto está en que él no es inocente y que no soy el Conejo de Pascua…

– ¿Dónde está tu cesta?

– ¿Puedo jugar con tus huevos?

– Sal brincando, grandullón...

– ¿Vais dejar ya esta mierda? ¡En serio!

Mientras varios comentarios sobre si tenía la cola blanca fueron lanzados como si fuera gelatina en una guerra de comida, Wrath golpeó el escritorio un par de veces más. Era obvio de dónde provenía el humor: La tensión era tan alta que, si no encontraban una válvula de escape, la mierda iba a ponerse seria rápidamente. Esto no quiería decir que la Hermandad estuviera descentrada; en todo caso, todos se sentían igual que Qhuinn – como si les hubieran pegado un puñetazo en el estómago.

Wrath era la fábrica de vida, la base de todo, la supervivencia, el aparato respiratorio de la raza. Después de los brutales ataques por parte de la Sociedad Restrictiva, lo que quedaba de la aristocracia había huido de Caldwell a sus hogares seguros fuera de la ciudad. La última cosa que necesitaban los vampiros era fragmentarse aún más, especialmente por un derrocamiento violento del legítimo gobernante.        

Y Rehv tenía razón: Hacía ahí era donde se encaminaban. Diablos, incluso Qhuinn podía imaginarse el plan: Primer paso, crear dudas en las mentes de la glymera sobre la capacidad de la Hermandad para proteger la raza. Segundo paso, llenar el “vacío” en el campo de batalla con los soldados de Xcor. Paso tres, crear aliados en el Consejo y aumentar la ira y la desconfianza por el rey. Paso cuarto, destronar a Wrath y capear el temporal. Paso cinco, autoproclamarse como el nuevo líder.

Cuando el orden en el estudio fue finalmente restablecido, Wrath parecía completamente asqueado. – Al próximo gilipollas bocazas que me haga tener que dar otro golpe al escritorio, lo voy a mandar a la mierda. – Después de eso, se agachó, recogió al asustado retriever de cuarenta kilos, y colocó a George en su regazo. – Estáis asustando a mi perro y eso me cabrea.

Cuando el animal asomó su gran cabeza cuadrada por el hueco del brazo del rey, Wrath acarició todo el pelaje rubio y sedoso. Era realmente extraño, como el tremendo vampiro de aspecto cruel calmaba a ese perro hermoso y suave, pero los dos tenían una relación simbiótica, confianza y un amor tan espeso como la sangre en ambos sentidos.

– Ahora, si estáis listo para ser razonable, – dijo el rey, – os diré lo que vamos a hacer. Rehv va a entretener al tío tanto tiempo como le sea posible.

– Sigo pensando que deberíamos apuñalarlo en su ojo izquierdo, - murmuró Rehv, - pero como alternativa, tenemos que mantenerlo en su lugar. Él quiere ver y ser visto, y como leahdyre del Consejo, le puedo dar evasivas hasta cierto punto. Su voz murmurando en los oídos de la glymera no es lo que necesitamos en estos momento.

– Mientras tanto, – anunció Wrath, – Voy a salir y me reuniré personalmente con los cabeza de família, en su propio terreno.

Después de esto, hubo una explosión en la sala, sin dar importancia a su anterior advertencia: Todos los presentes saltaron de sus asientos, echando mano a las dagas.

Mala idea, pensó Qhuinn, coincidiendo con los demás.

Wrath dejó que se desahogaran durante un minuto, como si lo hubiera estado esperando. Luego, volvió a tomar el control de la reunión. – No puedo esperar que me apoyen si no me lo gano… y no he visto personalmente a algunas de esas personas desde hace décadas, si no son siglos. Mi padre se reunía con esa gente cada mes, cuando no eran todas las semanas, para resolver los conflictos.

– ¡Tú eres el rey! – soltó alguien. – No necesitas hacer esa mierda…

– ¿Ves esa carta? Es el nuevo orden mundial… si no respondo rápidamente con hechos, estaré cavándome mi propia tumba. Mirad, mis hermanos, si estas en el campo de batalla, apunto de enfrentarte con el enemigo, ¿te distraerías con el paisaje? ¿Te tumbarías relajado a observar el trazado de las calles, los edificios, los coches, o si hace calor o frío, llueve o no? No. Entonces, ¿por qué debería joderme que la tradición sea algo en lo que pueda refugiarme después de un tiroteo? En tiempos de mi padre… esa mierda era un chaleco antibalas: ¿Ahora? Es una hoja de papel, amigos. Tenéis que entender eso.

Hubo un largo periodo de silencio, y entonces todo el mundo miró a Tohr. Como hacían siempre que la mierda se volvía peliaguda.

– Él tiene razón, - dijo el Hermano con brusquedad. Después se centró en Wrath. – Pero tienes que entender que no te dejaremos hacer esto solo. Tendrás que llevar a dos o tres de nosotros contigo. Y las audiencias personales tienen que ser escalonadas en varios meses, haciéndoles un hueco demasiado apretado y aparentando estar muy ocupado, pero más a su alcance, no quiero que nadie se organice para atentar contra ti. Los lugares deben ser preseleccionados por nosotros y... – En ese momento, se detuvo para echar un vistazo a su alrededor. – Tienes que ser consciente de que vamos a tener el gatillo fácil. Dispararemos a matar cuando tu vida esté en peligro, ya sea por una hembra o un macho o un doggen o el cabeza de una familia. No vamos a pedir permiso, o simplemente herirlos. Si puedes vivir con esas condiciones, te dejaremos hacerlo.

Nadie más podría haber establecido unas reglas como esas y caminar sin cojear después: El rey daba órdenes a la Hermandad, no a la inversa. Pero este era el nuevo mundo, como Wrath había dicho.

El macho en cuestión apretó los molares durante un momento. Después soltó un gruñido. – De acuerdo.

Cuando una exhalación colectiva golpeó el ambiente, Qhuinn se encontró mirando a Blay. Oh, demonios, hablando de una zona de demolición – este era el por qué evitaba al tío como a la peste. Sólo un vistazo y se quedaba bloqueado, todos los tipo de reacciones posibles rodando por su interior, hasta que la habitación giró un poco…

Sin motivo alguno, los ojos de Blay miraron hacia arriba y se encontraron con los suyos.

Fue como ser azotado en el culo con un cable de alta tensión, su cuerpo se convulsionó hasta el punto de tener que esconder la reacción con una tos falsa mientras miraba hacia otro lado.

Algo que pareció tan natural como un cráter. Sip. Fantástico.

–… y mientras tanto, –  continuaba diciendo Wrath, –  Quiero saber donde se alojan estos soldados.

– Yo puedo encargarme de eso, – Xhex opinó, – Especialmente si les ataco durante el día.

Todas las cabezas se volvieron hacia ella. A su lado, John se puso rígido de pies a cabeza, y Qhuinn maldijo entre dientes.

Hablando de confrontaciones… excepto que, ¿ese par no acababa de tener una?

Tío, a veces se sentía realmente feliz por no tener una relación.

                                                                                             
****

Otra vez no, pensó John para sí mismo. Por el jodido infierno, acababan de volver a estar como antes, ¿y ahora esto?

Si antes pensaba que luchar codo con codo junto a Xhex era un problema, la idea de que intentara infiltrarse en el cuartel de la Banda de los Bastardos lo mandó al borde de un ataque de nervios.

Cuando dejó caer la cabeza contra la pared, se dio cuenta de que todo el mundo y el perro lo miraban fijamente. Literalmente, incluso los ojos marrones de George estaban enfocados en su dirección.

– Me tomáis el pelo, – dijo Xhex. – Me estáis jodidamente tomando el pelo.

Incluso después de que ella hablara, nadie la miraba. Se trataba de John: Era evidente que, como era su hellren, ellos buscaran su aprobación – o no – sobre lo que se había propuesto allí.

Y John parecía no poder moverse, atrapado en el frío atolladero entre lo que quería y donde no quería que terminaran.
Wrath se aclaró la garganta. – Bueno, esa es una amable oferta…

 – ¿Una oferta amable? – Escupió. – ¿Cómo si estuviera invitándote a cenar?

Di algo, se dijo. Levanta tus temblorosas manos y dile… ¿Qué? ¿Que estaba de acuerdo con  que fuera al encuentro de seis machos sin ninguna preocupación? ¿Después de lo que Lash había hecho con ella? ¿Y si la capturaban y…

¡Oh, Jesús!, estaba sufriendo un colapso nervioso aquí mismo. Sí, era dura, fuerte y capaz. Pero también era tan mortal como cualquiera. Y sin Xhex, no quería continuar viviendo en este mundo.

Rehvenge agarró el bastón y se levantó. – Ven conmigo y hablemos…

– ¡¿Cómo dices?! – Dijo Xhex fuera de sí. – ¿Hablar? ¿Qué acaso soy yo la única que necesita un reajuste mental? Sin ánimo de ofender pero, ¡que te jodan, Rehv! Tu grupito es el que me necesita para hacer lo que pueda para ayudar.

Mientras todos los otros machos en la habitación comenzaron a mirar sus shitkickers y mocasines, el symphath negó con la cabeza. – Ahora las cosas son diferentes

– ¿Cómo?

– Vamos, Xhex…

– ¿Estás loco? Sólo porque mi nombre esté en su espalda, ¿Me convierto de repente en una prisionera o alguna mierda por el estilo?

– Xhex…

– Oh, no, no, puedes irte a la mierda con ese tono de se-razonable. – Miró a los machos, y luego se centró en Beth y Payne. – No sé cómo las dos podéis aguantarlo… de verdad que no lo entiendo.

John estaba intentando pensar en lo que podía decir para evitar el choque, lo que era una pérdida de tiempo. Los dos trenes ya habían colisionado y habían expulsado metales retorcidos y humeantes piezas del motor por todas partes.

Sobre todo cuando Xhex se dirigió hacia la puerta como preparándose para capturarlo ella sola simplemente para probar que tenía razón.

Cuando fue a seguirla, ella lo mantuvo en su lugar con una mirada dura. – Si vas a seguirme por cualquier otra razón que no sea para dejarme ir detrás de Xcor, puedes quedarte donde estas. Porque estas de parte de ese grupo anacrónico de misóginos. No de la mía.

Levantando las manos, gesticuló, no es malo el querer  mantenerte a salvo.

– Esto no es sobre la seguridad… se trata del control.

¡Gilipolleces! Resultaste herida hace menos de veinticuatro horas…

–  Bien. Tengo una idea. Quiero mantenerte a salvo… así que, ¿Qué tal si dejas de luchar? – Ella miró a Wrath por encima del hombro. – ¿Estas de acuerdo, mi lord? ¿Y el resto de tontos? Vamos a ponerle la farda y las medias a John, ¿vale? Vamos, apoyareis a mi culo. ¿No? ¿No crees que esto debería ser “justo”?

El temperamento de John estalló, y él… no tenía intención de hacer lo que hizo. Sólo sucedió.

Dio un pisotón, creando un ruido atronador, y señaló directamente a… Tohr.

Incomodo. Horrible. Silencio.

Como si él y Xhex no solo hubieran aireado su ropa sucia enfrente de todos, sino que habían lanzado sus calcetines y camisas manchados de sudor sobre la cabeza de Tohr.

¿En respuesta? El Hermano solo cruzó sus brazos sobre el pecho y asintió con la cabeza, una vez.

Xhex negó con la cabeza. – Tengo que salir de aquí. Tengo que aclarar mis ideas. John, si sabes lo que es bueno para ti, no me sigas.

Y después de eso, se fue.

Tras todo esto, John se frotó la cara, apretándola tan fuerte con las palmas que parecía como si quisiera reorganizar sus facciones.

– ¿Qué os parece si todos os marcháis por esta noche?, – dijo Wrath en voz baja. – Quiero hablar con John. Tohr, tú te quedas.

No necesitó preguntarlo dos veces. La Hermandad y los otros salieron del despacho como si alguien estuviera en el jardín robándoles los coches.

Beth se quedó. Al igual que George.

Cuando las puertas se cerraron, John miró a Tohr. Lo siento mucho…

– Nah, hijo. – El macho dio un paso adelante. – Yo tampoco quiero verte en mi lugar.

El Hermano puso sus brazos alrededor de John, y John hizo lo mismo, derrumbándose sobre el antes enorme cuerpo… que no obstante fue capaz de sostenerlo.

La voz de Tohr era firme en su oído: – Está bien. Te tengo. Todo está bien…

John colocó la cabeza de lado y se quedó mirando la puerta por la que había salido su shellan. Quería ir tras ella con cada fibra de su ser – pero esas fibras eran también las que los estaban destrozando. En su mente, entendía todo lo que ella quería decir, pero su corazón y su cuerpo se regían por algo ajeno a todo eso, algo más grande y más primordial. Y que lo reemplazaba todo.

Era un error. Una falta de respeto. Pasado de moda de una manera que nunca pensó que fuera posible. No creía que las mujeres debieran ser prisioneras, y confiaba en su compañera, y la quería…

Para estar seguro.

Punto.

– Dale algo de tiempo, – murmuró Tohr, – e iremos tras ella, ¿de acuerdo? Tú y yo iremos juntos.

– Buena idea, – dijo Wrath, – porque ninguno de los dos va a salir a luchar esta noche. – El rey levantó sus palmas para zanjar la discusión. - ¿De acuerdo?

Eso los silenció a ambos.

– Entonces, ¿Estás bien? – le preguntó el rey a Tohr.

La sonrisa del Hermano no fue cálida en lo más mínimo. – Ya estoy en el infierno… la mierda no se va a poner peor sólo porque me use como un ejemplo de lo que no quiere ser.

– ¿Estás seguro de eso?

– No te preocupes por mí.

– Es más fácil de decirlo que de hacerlo. – Wrath movió su mano, como si no quisiera ir más allá en ese tema. - ¿Terminamos la sesión?

Cuando Tohr asintió y se volvió hacia la puerta, John hizo una reverencia a la Primera Familia y luego fue tras el macho.

No tuvo que correr demasiado. Tohr lo estaba esperando en el pasillo. – Escúchame… no pasa nada. Lo digo en serio…

Yo solo… lo siento, señalizó John. Por todo. Y…mierda, echo de menos a Wellsie… la echo de menos de verdad.

Tohr parpadeó por un momento. Después, en voz baja, dijo, – Lo sé, hijo. Sé que tú también la perdiste.

¿Crees que le habría gustado Xhex?

– Claro. – La sombra de una sonrisa apareció fugazmente en su duro rostro. – Sólo la vio una vez, y fue hace mucho tiempo y, aunque fueron frías la una con la otra, si hubiera habido tiempo… se habrían llevado estupendamente. Y chaval, en una noche como esta, podríamos haber utilizado el apoyo femenino.

Muy bien, dijo John, mientras trataba de imaginarse acercándose a Xhex.

Por lo menos podía adivinar dónde iba a ir: de vuelta a su casa en el río Hudson. Ese era su refugio, su espacio privado. Y cuando se presentara en la puerta de su casa, sólo podía rezar para que no lo echara de allí con una patada en el culo.

Pero tenían que resolver esto de alguna manera.

Creo que será mejor que vaya solo, dijo John. Es probable que esto se ponga feo.

Más que feo, pensó.

– Me parece justo. Sólo que sepas que estoy aquí por si me necesitas.

¿No era eso siempre lo lógico?, pensó John cuando se separaron. Casi como si se conocieran el uno al otro desde hace siglos, en lugar de simplemente unos pocos años. Por otra parte, supuso que era lo que pasaba cuando se tropezaba con alguien con quien era realmente compatible.

Me sentía como si hubiese estado siempre con ellos.
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