02 mayo 2012

Capítulo Cinco de "Amante Renacido" (Lover Reborn) - J. R. Ward


Aquí os dejo el capítulo cinco de "Amante Renacido".

Lo he traducido yo misma así que, si le encontráis algún fallo, lo siento mucho.

Pese a todo....

¡¡Espero que os guste!!










                                                             CINCO

Después de estar apareado durante casi doscientos años, Tohr estaba bastante familiarizado con las discusiones que se formaban entre luchadores tercos y mujeres irascibles. Y lo ridículo que era tener un momento de nostalgia al observar la manera en que John y Xhex se sacaban los ojos mutuamente.

Dios, su Wellsie y él habían tenido unas buenas rondas durante su tiempo juntos.

Otra cosa más que echar de menos.

Arrastró su agotado cerebro hasta devolverlo al presente, decidió intervenir en la discusión entre la pareja, calculando que la situación necesitaba una inyección de realidad. Si hubiera sido cualquier otra pareja, no habría perdido el aliento. Nunca se le había dado bien el romance – si iba bien o mal – pero este era John. Este era…el hijo que una vez esperó tener.

—Hora de volver al recinto, —dijo. —Ambos necesitáis tratamiento.

—Mantente al margen de esto…

Mantente al margen de esto…

Tohr se estiró y agarró a John Matthew por la nuca, apretándole los tendones del cuello hasta que forzó al macho a que lo mirara fijamente. – No seas un imbécil en esto.

Oh, claro, está bien que tú seas un imbécil…

 - Lo captas, chaval. Es el privilegio que da la edad. Ahora cállate y entra en el puto coche.

John frunció el ceño como si acabara de notar que Butch había aparecido en el Escalade.

 - Y tú, - dijo Tohr en un tono más suave. – Haznos el favor a todos y consigue que te curen ese hombro. Después, le puedes llamar jodido-imbécil, asno y cualquier otra cosa que te venga a la cabeza… pero ahora, esa lesión que llevas muestra un feo desgarro en tres o cuatro lugares. Necesitas que te vean nuestros cirujanos con rapidez, y como eres una mujer razonable, sé que reconocerás la sensatez de mis palabras...

Tohr levantó su índice y lo puso sobre el rostro de John. – Te. Callas. Y no, ella va a volver por si misma al complejo. ¿No es así, Xhex? No subirá en ese SUV contigo.

Las manos de John comenzaron a moverse, pero se detuvieron cuando Xhex dijo, - Vale, ahora me dirigiré hacia el norte.

- Bien. Vamos, hijo. – Tohr empujó a John en dirección al SUV, dispuesto a cogerlo de los cortos pelos si tuviera que hacerlo. – Es el momento de dar un pequeño paseo.

Tío, John estaba tan cabreado, que podría freír un huevo en su frente.

Bravucón de mierda. Tohr abrió de un tirón la puerta del pasajero y metió al luchador en el asiento delantero como si fuera un saco de dormir, o como un set de palos de golf, o tal vez una bolsa de la compra.

- ¿Te abrochas tú solito el cinturón de seguridad como un niño grande…o debo hacerlo por ti?

Los labios de John se curvaron, mostrando sus colmillos.

Tohr simplemente sacudió la cabeza y apoyó un brazo sobre el cuerpo pintado de negro del SUV. Tío, estaba jodidamente cansado. – Escúchame… como un hombre que ha estado en tus botas con este tipo de cosas un millón de veces, ahora ambos necesitáis un poco de espacio. Cada uno a su esquina, tranquilizaos un poco… después puedes hablar de toda esa mierda y… - Su voz se volvió brusca. – Bueno, el sexo de reconciliación es fantástico, si no me falla la memoria.

La boca de John Matthew formó un par de variaciones de la palabra jódete. Luego echó la cabeza hacia atrás golpeando el respaldo. Dos veces.

Nota mental: Hacer que Fritz busque daños estructurales en el asiento.

 - Confía en mí, hijo. Vosotros dos vais a tener este tipo de discusiones de vez en cuando, y ahora podrás empezar a abórdalo racionalmente. A mí me llevó unos buenos cincuenta años dejar de hacer las peores imbecilidades hasta que conseguí idear una manera mejor de presentar los argumentos. Aprende de mis errores.

La cabeza de John se volvió, y comenzó a vocalizar, la amo tanto. Me moriría si algo le sucediera al….

Cuando paró bruscamente, Tohr respiró profundamente atravesando el dolor en su pecho. – Lo sé. Confía en mí… lo sé.
Cerró la puerta con un golpe, caminó alrededor del lado de Butch. Cuando bajó la ventana, dijo tranquilamente, - Conduce despacio y toma la ruta larga. Vamos a intentar que ella entre y salga de cirugía antes de que llegue allí. La última cosa que necesitamos es que esté sobre el culo de Manny en el OR.

El poli asintió. –   ¡Eh!, ¿Quieres que te lleve? No pareces estar muy en forma.

 - Estoy bien.

 - ¿Estas seguro de que conoces el significado de esas dos palabras?

 - Sip. Hasta luego.

Cuando se apartó, vio que Xhex se había ido, y supo que había una buena probabilidad de que hiciera lo que había dicho que haría. A pesar de que ella estaba tan cabreada como John, tenía dudas de que fuera estúpida con su salud, o su futuro.

Las hembras, después de todo, no sólo eran el sexo más justo, sino el único lo bastante razonable. Lo que era la única razón de por qué la raza había sobrevivido durante tanto tiempo.

Cuando el Escalade arrancó a paso de tortuga, Tohr previó toda la diversión que Butch iba a tener de camino a casa. Era difícil no sentir lástima por el pobre bastardo.

Yyyyyyy luego se enfrentaría a su propio gallinero. Al parecer el poli de Boston no era el único a punto de conseguir que le echaran una bronca, y como era de esperar, cada uno de los machos tendría algo que soltarle:

 – Hora de volver al centro de formación.

 – Necesitas tratamiento.

 – Eres un hombre razonable, y sé que reconoces la sensatez de mis palabras.

 – No seas un idiota.

Rhage resumió la regurgitación con tres palabras: - Dice. la Sartén. al Cazo.   

Puto infierno. – ¿Es eso lo que pensáis, tíos?

– Si, y si no nos discutes… - Holliwood mordió su Toostsie Pop – lo representaremos otra vez… esta vez sólo con los pasos de baile

– Olvídame.

– Bien. Si no aceptas irte a casa, nosotros bailaremos. – Para demostrarlo, el subnormal enlazó sus manos detrás de la cabeza y comenzó a hacer algo obsceno con sus caderas. Los cuales iban acompañados por una serie de, - Uh..huh, uh…huh, ohhh, yeeeeeeeaaaah, quién es tu papi…

Los demás miraban a Rhage como si le hubiera crecido un cuerno en el centro de la frente. Nada fuera de lo común. Y Tohr lo sabía, a pesar de esta ridícula diversión, si no se controlaba, todos ellos le darían tal patada, que escupiría shitkickers.

También nada extraño.

Rhage rodó alrededor, empujando su trasero, y comenzó a dar bofetadas a las máquinas expendedoras como si fueran masa de pan.

¿La única ventaja? Cualquier mierda que estuviera soltando era amortiguada.

- ¡Por el amor de la Virgen Escriba, - masculló Z, - sácanos de esta miseria, y vete a la puta casa!

Alguien más metió baza, - sabes, nunca pensé que tuviera ventajas por estar ciego…

 - O sordo.

 - O mudo, - alguien agregó.

Tohr miró alrededor de la periferia, con la esperanza de que algo que oliera como un sándwich de carne de hace tres días saltara fuera de las sombras.

Sin suerte.

Y lo siguiente que sabía era que Rhage empezaría con el robot. O con el Cabbage Patch. O a marcarse un Twist y Shout en sus culos.

Sus hermanos nunca se lo perdonarían.

                                                                               * * * * *

Una hora y media…

Tardó una hora y treinta mamones minutos en volver a casa.

Hasta John podía imaginar, que la única razón de que el viaje hubiera durado más tiempo era si Butch se desviaba atravesando Connecticut. O quizás Maryland.

Cuando finalmente llegó ante la gran mansión de piedra, no esperó a que el Escalade aparcara…o incluso ralentizara. Desbloqueó la puerta y saltó mientras el SUV estaba todavía en marcha. Aterrizó en una carrera a toda máquina, subió los peldaños de piedra hasta la entrada de un solo salto, y después irrumpió en el vestíbulo, presionando tanto la cara contra la cámara de seguridad que casi rompió la lente con la nariz.

El macizo portal de bronce se abrió bastante rápido, pero maldita sea si podría haber dicho quién había hecho los honores. Y el increíble vestíbulo de colores del arcoíris con sus columnas de mármol y malaquita y su noble techo pintado no le impresionó en absoluto. Tampoco las baldosas de mosaico en el suelo que cruzó en una agonizante carrera, o la llamada de su nombre desde quién – coño – sabía.     

Golpeó la puerta que estaba escondida debajo de la escalera, se estrelló contra el túnel subterráneo que conectaba con el centro de formación, golpeó los códigos de paso tan violentamente que fue una suerte que no rompiera los teclados. Entró por detrás del armario de abastecimiento de la oficina, saltó esquivando el escritorio, saliendo disparado por la puerta de cristal, y…

– En estos momentos la están operando, – V anunció desde cincuenta metros de distancia.

El hermano estaba de pie fuera de la puerta de la sala principal de reconocimiento, un liado a mano entre los dientes y un encendedor en su mano enguantada.

– Tardará otros veinte minutos más o menos.

Cuando se levantó un shhhh-ch, una pequeña llama apareció, y V acercó el calor a la punta de su cigarro. Cuando exhaló, el aroma del tabaco Turco flotó tranquilamente hasta el final del pasillo.

Frotando su cabeza dolorida, John se sentía como si le hubieran puesto en un metafórico tiempo muerto.
– Se pondrá bien, – dijo V después de una exhalación de humo.

Ahora, no había ninguna razón para correr, y no solo porque ella estuviera sobre la mesa. Era bastante jodidamente obvio que V estaba en el pasillo como una barrera que vivía y respiraba: John no entraría en esa habitación hasta que el Hermano se lo permitiera.

Probablemente, algo inteligente. Teniendo en cuenta su estado de ánimo, habría sido perfectamente capaz de romper la puerta al estilo de los dibujos animados, dejando sólo el contorno de su cuerpo en el panel…y naturalmente, eso era lo que todo el mundo deseaba en medio de una fiesta del bisturí.

Privado de un objetivo, John arrastró su triste culo hacia el Hermano. Te han puesto aquí afuera, ¿no?

 – Nah. Solo es un descanso para fumar un cigarro.

Ya, claro.

Se colocó contra la pared junto al macho, John estuvo tentado a dar cabezazos hacía atrás contra el hormigón, pero no quería arriesgarse a hacer ningún ruido.

Era demasiado pronto, pensó. Demasiado pronto para estar bloqueado por otro suceso más de ella. Demasiado pronto para que empezaran a pelear. Demasiado pronto para la tensión y la ira.

¿Puedo probar uno de esos? Señalizó.

V levantó una ceja, pero no intentó decir lo que significaba. El Hermano sólo sacó una bolsa y unos papeles de cigarrillos. – ¿Quieres hacer los honores tu mismo?

John sacudió la cabeza. Por un lado, aunque había visto realizar a V el procedimiento muchas veces, nunca había intentado hacerlo antes. Por otra parte, no creía que sus manos estuvieran lo suficientemente estables para ello.
En un momento, V se hizo cargo de las cosas necesarias para realizar el trabajo, y cuando dio el último paso, sacó su encendedor.

Ambos se inclinaron. Justo antes de que John encendiera el cigarro, V dijo, – Un consejo. Estos son peleones, así que no chupes demasiado fuerte…

Santa hipoxia, Batman.

Los pulmones de John no sólo rechazaron la embestida; se defendieron de su ataque. Y mientras sus bronquios tosían, V le quitó el elemente ofensivo. Muy amable de su parte… lo que significaba que podría colocar ambas palmas en sus muslos cuando se inclinara y vomitara.

Cuando las estrellas desaparecieron de sus llorosos ojos, miró a V… y sintió sus pelotas congelarse e hibernar en la parte inferior de su intestino. El hermano había cogido el liado a mano de John y lo agregaba al suyo, fumándose ambos a la vez.

Estupendo. Como si no se sintiera ya lo suficiente mariquita.

V sujetó ambos entre el primer dedo y el del medio. – ¿A menos que quieras darle otra? – Cuando John sacudió la cabeza, obtuvo un guiño de aprobación. – Buena respuesta. Una segunda calada y tu siguiente parada sería el cubo de la basura… y no para lanzar un Kleenex, ¿cierto?

John dejó su culo deslizarse hacia abajo por la pared hasta que el suelo de linóleo dio contra su cóccix. ¿Dónde está Tohr? ¿Ya ha llegado a casa?

– Sip. Lo envié a comer. Le dije que no se le permitía volver hasta que trajera una declaración jurada de que se había tragado una comida completa con postre. – V pegó otra calada y habló dejando salir el fragrante humo. – Casi tuve que llevármelo de aquí a rastras yo mismo. Está aquí por ti, de verdad.

Casi se mata esta noche.

– Podría decirse lo mismo de todos nosotros. Es la naturaleza del trabajo.

Sabes que con él es diferente.

Un gruñido fue todo lo que obtuvo en respuesta.

Mientras pasaba el tiempo, y V fumaba como un mandamás, John se encontró queriendo preguntar lo impensable.
Se tambaleaba en el borde del decoro hasta que, finalmente, la desesperación lo lanzó por encima del borde. Silbó suavemente para que Vishous lo mirara y después usó las manos cuidadosamente.

¿Ella morirá, V? Cuando el Hermano se tensó, John señalizó, He escuchado que a veces has visto este tipo de cosas. Y si supiera que llegará a vieja, podría manejar estas cosas sobre ella en el campo de batalla mucho mejor.

V sacudió la cabeza, sus cejas oscuras bajaron sobre sus ojos de color diamante, cambiando la forma del tatuaje en su frente. – No deberías hacer ningún cambio en tu vida basándote en mis visiones. Son sólo una instantánea de un momento en el tiempo… que podría ocurrir la próxima semana, el año próximo o dentro de tres siglos. Aparecen fuera de contexto, sin un cuando ni un donde. 

Con la garganta cerrada, John le disparó de vuelta, De modo que ella muere violentamente.

 –  No he dicho eso.

¿Qué pasa con ella? Por favor.

Los ojos de V se desviaron de tal manera que estaba mirando a través del pasillo de hormigón. Y en el silencio, John estaba tanto aterrorizado como hambriento por conocer lo que fuera que el Hermano estuviera viendo.

– Lo siento, John. Cometí el error de decirle a alguien esta información una vez. Se lo revelé poco antes de que pasara, realmente lo hice, pero… al final, fue una maldición. Así que, sí, conozco de primera mano que abrir esta lata de gusanos no aporta nada a nadie. – echó un vistazo al otro lado. -Extraño, la mayoría de la gente no lo quiere saber, ¿verdad? Y creo que es bueno y la forma en que se supone que debe ser. Por eso no puedo ver mi propia muerte. O la de Butch. O la de Payne. Son demasiado cercanos. El significado de la vida es vivir a ciegas – que es cómo se consigue no tomar ninguna mierda por sentado. La mierda que veo no es natural… no es bueno, chico.

John sintió como empezaba a zumbarle la cabeza. Sabía que el tío estaba hablando desde el sentido común, pero él bullía con la necesidad de saber. Una mirada a la mandíbula de V, sin embargo, le dijo que estaba errando el tiro si insistía en el asunto.

Nada le haría cambiar de opinión.

Excepto quizás un puñetazo.

Aun así, era horrible subirse al filo de tales conocimientos, sabiendo que estaban ahí fuera en el mundo, un libro que no debería, no tenía que ser leído – que sin embargo, estabas muriendo por tener en tus manos.

Tan solo era que… todo lo que le importaba en la vida estaba allí dentro con Doc Jane y Manny. Todo lo que era, y sería siempre, estaba en esa tabla de una mesa, inconsciente, siendo tratada porque el enemigo la había herido.

Cuando cerró los ojos, vio la locura en el rostro de Tohr mientras el Hermano atacaba a ese lesser.

Sí, pensó, ahora sabía con gran precisión cómo se sentía el macho.

El infierno en la tierra te hacía hacer algunas mierdas bastante jodidas.

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